16.2.2006
¿Será que soy insensible a la muerte?
Y a los videos musicales, y al cáncer,
y a la estación fria, y al calor de gruta.
Soy insensible a la razón, a la oscuridad, al silencio.
A tus ojos con ecos vacíos en los que duermo y despierto
Y al cabello despeinado en el instante de la fotografía
y al alarde estúpido de la enredadera tatuada
y a mi propia envidia, y a mi propia suerte.
Soy insensible al caos, al sufrimiento, a la realidad
angosta y cínica, pasadizo funesto.
Muerte y esperanza, en el programa informático
todos han de saber la verdad, que
la perra ha muerto
que alguno de mis familiares hace por respirar en la UCI
que el cártel de se vende sigue colgando en balcón de enfrente
que yo me vendería por una buena suma de dinero.
Por un viaje a algún lugar, lejos.
Que todo es más simple y más estúpido que un sueño basto y cruel.
Que Freud era un gilipollas.
Que aún te amo porque no existes.
Y tienes mejor cara así, sin ser nada más que
lo básico,la simpleza del amor
que no puede, que no debe
morir.
Sin embargo yo he tenido un sueño horrible en el que unos médicos cambiaban todos mis órganos de sitio y yo me sentía muy débil muy débil e iba a morirme pero tenía la posibidad de curar a otros porque de mi cabeza salía luz.
Comía con un policía, incómodamente. Sentada en una silla muy pequeña. Tú salias de detrás de un terraplén con libros en las manos y una carpeta pequeña donde guardabas tus datos personales.
Yo no podía correr, por la operación, ahora que mis pulmones vete a saber dónde estaban. Pero extendía la mano para hacerme ver y tú te hacías el loco girando una esquina, para después reaparecer por detrás y olerme el pelo.
Sucumbí, medianamente, al bloque de arcilla en esa tienda
quise aplastarlo con mis manos y hundir mi nariz en ella y
secarla y romperla.
Del mismo modo me acerco a ti, con el miedo intacto
de las mujeres mayores
a confundirse de hijo en el pabellón del hospital.
Con el miedo intacto a una mala mirada
la cara de sorpresa, el sexo inútil.
Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.
Después de la noche.
nada de nada
atravieso la escalera, no la subo, la atravieso, la parto, me comunico con mi interior con un yogur vacio y una cuerdecita que llega muy lejos. Practico para expandir los limites de mi mente, como el niño Alejandro. Digo mentiras.
Todos quieren casarse con una poetisa enferma y luego nadie soporta los velos, las mareas negras, el incienso la quietud o las ofensas. Las personalidades torturadas/torturadoras son expuestas en vitrinas como modelos de algo-nada. Nadie quiere a un gilipollas en su casa. Te miran a dos metros, entornando los parpadillos, sufriendo con la loca al final del poema, alabando los metros y metros de hojas los kilometros de palabras. Después a casa a regar las macetas a implorar a luchar.
Me aburre luchar. No se luchar, no se amar, no se perder, ni siquiera se ganar, no se nada, nada, nada. No me conozco, me indago lo que veo no me gusta. Vomito. Atravieso escaleras, compro calcetines rojos, me divierte ver pasar el tiempo como si pasara una desgracia.
Soy.
Mas no estoy.
Y quien quiera que crea que puede amarme que se teletransporte y por favor, que no escupa.
Que no me escupa.
Que no me pegue.
Las almas complicadas, los bocetos de persona, esos que nunca llegamos a nada pudiendo haber llegado a todo, esos a quienes miran con el paso de los años diciendo oh mirala podria haber sido alguien importante alguien grande. Esos - Esa soy yo.
Alcanzo, eso sí, una gran pobreza de espíritu.
Me rodeo de pseudo genios de cafeteria, subnormales hastiados por un miedo atroz a ver a ser a crear
yo soy
eso
Todos los cables sucios...
...de grasa. Las manos del electricista son grandes zarpas desde que tiene el carnet de instalador. Instalador de desazón, de vínculos estrechos, de distancias congeladas oprimiendo un botón en el mando del televisor. El electricista pasea sus venas de cobre por mi casa, menea su cabello estilo medusa a través del teléfono. Y bastaría
tal vez
con un NO
Pero decir no, es a veces más dificil que aceptarlo por respuesta.
¿no creen?
descalza como sobre la mesa de madera, carne, pocas verduras, salsas picantes. siempre soy la misma, el horoscopo dice que por fin voy a cambiar a decidir lo que ser, pero no creo. a veces estoy tan cansada de dar explicaciones, me quedo tan triste cuando no cumplo con mis obligaciones porque no me da la gana.. me arrepiento tanto de ser esclava de mis mentiras....
mierda, esto no es ni siquiera un intento de prosa poética
un hilo de humo
un hilo de humo
en mí
un hilo de humo ata un cruce de visceras ata
un fino hilo de humo
esta quietud a
tu nombre
se queda estrecho
un hilo de humo
fino
llueve me gusta la luz blanca a las tres de la tarde
puedo contar las miserias de una encuestadora en apuros de una fumadora empedernida de una escurridiza gigante que gira en la nieve como una bola blanca como una mujer de 25, viendo a su ex, un chico rubio y fascinante, subir y bajar montañas con la facilidad que caracteriza a cualquier escalador habitual. Me subo en mi coche rojo fresa madura y corro a mi casa entre mis mantas con esa sensación horrible de no ser lo suficiente y sin embargo abultar demasiado.
Las sonrisas que me dedica la gente en el peaje de la autopista, la carretera, las montañas, el documental que filmo en mi cerebro-cámara. Salen las casitas, el mar, sale un conejo que cruza la carretera.
Tengo madera, tengo.
Voy a poner a crepitar
este interior
sábado, 13 de mayo de 2006 | Por safrika señorita a las 7:55 p. m. 4 pulsaciones
Tú, cerdo (01-11-2005)
Hoy vi un hombre dulce.
Sí, sí. Lo juro. Un hombre dulce. Se dedica a reparar centrífugas para laboratorio.
Automaticamente, después de planteada la cuestión de si enamorarme unos minutos o no, decidí pasar de largo y dedicarle un hasta luego lánguido y arrastrado en las sílabas, que denotara cierta atracción hacia su persona y que dejara claro que era un candidato para el folleteo y la familia.
Los putos perros no paran de ladrar en el descampado.
La situación es clara. Estoy sola, mal de la cabeza, enganchada al anís estrellado por el tema de los eructos y soy un despiste de mujer. Por otro lado existen ciertas virtudes como la inteligencia, el candor y la cocina, claro que esta última es una virtud falsa y heredada.
Todas mis virtudes se quedaron entre tus sábanas.
Cuando llegué por primera vez dijiste que no habías tenido tiempo de cambiarlas, y sinceramente, no me importó.
No me importo follar donde antes habías ya follado, no me importó sudar y parecer una puta rumana de alto standing con el meneo del culo que inspiraba la coca. No me importó caer rendida a tus pies ni soportar tu egolatría incipiente.
No me importó, porque te amaba.
El rimel hace pegotes en mis pestañas.
Todo se vende, se relentiza. Mi alma está cansada. Sufro en cualquier estancia, en cualquier momento. Y disfruto a partes casi iguales, de estar en casa, mirar por la ventana, fumar esa maría, apurar las horas y masturbarme mirando a un imbécil correrse a través de una webcam.
La soledad es una enemiga, pero puede ser una buena zorra si la tratas bien.
Esta noche hablaré de las notas que tomé ayer. Y del aire frío que en mis pies parece querer quedarse a vivir.
viernes, 12 de mayo de 2006 | Por safrika señorita a las 2:58 a. m. 2 pulsaciones
La limpieza general acaba convirtiendose en "ese gran momento" en que por fin, todo a tu alrededor parece relucir y recibirte con otra cara, una cara nueva, realmente lavada. Un cambio en la ubicación de los cuadros, una cortina nueva para el baño y cuatro fundas para los cojines del salón. Frotar con ahínco en las esquinas de la casa, las ocultas, donde acaban por acumularse cantidades ingentes de mierda en forma de pelusillas. Tú nunca te imaginaste "eso" antes de mover el mueble.
Lo mejor es que has sacado 13.45 euros del experimento. Entre monedas encontradas en sitios tan inverosímiles como la maceta de una planta (que en este caso escondía la cantidad de 55 céntimos) o la bolsa para las pinzas de la ropa (2.70) y algún billete en el bolsillo del pantalón (5 euros) Luego en sitios más comunes como el sofá o el interior de la lavadora.
Bien.
Por safrika señorita a las 2:38 a. m. 1 pulsaciones
REFLEXIÓN sin conclusión
Dejé todas las exigencias en viejas cajas junto a las plantas
Las plantas murieron despacio, una tras otra, una tras otra
las hojas cayeron blandas, como ausentes
Yo, me separé de mi misma y ensanché mis caderas, tomé cuerpo
(demasiado, tal vez)
Olvidando las viejas cajas, llenas de
exigencias y violencia, de estrecho campo de acción
olvidé mi belleza y llegados a este punto, crei
que retomar esta serie de atributos por los que era conocida
servía más bien de poco.
Así que sin tenerme lealtad ninguna, me arrastré y sucumbí
ante una gran estupidez, que venía en forma de borrón
y cuenta nueva.
Todo agigantado por mi pequeñez de espíritu.
Bueno, de qué sirve todo esto me pregunto.
lunes, 8 de mayo de 2006 | Por safrika señorita a las 6:17 p. m. 2 pulsaciones
Nada que celebrar.
Repetición a ti debida.
Inexcusable esta
manera
cutre
de abstenerte.
viernes, 5 de mayo de 2006 | Por safrika señorita a las 6:42 p. m.
Miro todas mis cosas.
La mochila roja, la ventana entreabierta
las bragas pulcramente ordenadas en
el estante.
Toda mi vida, degradada, adormecida,
el viaje en coche todos los días
el mismo camino que vomitan los ojos.
Me veo rellena de embustes, como si
aquellos saludables momentos felices
no fueran más que puntos negros indefinidos
pequeños y con condiciones.
La ira me dobla en dos, maléfica en su
escalofrío, en su naciente importancia.
Y cuando logro enderezar mi cuerpo
y mirar al frente, con desamparo
como si me hubieran robado la vida, pienso
en ti y en cómo decirte
me abandonaste, me abandonaste
y eres un mierda
un mierda
un mierda
un mierda.
Por safrika señorita a las 6:26 p. m.
Inspección de interiores.
Pozo oscuro, siniestra cuneta.
Mentirosos de manos derretidas.
Cerdos al horno, cardinalmente imbéciles.
Os odio, síntoma
de mi indolencia
de la saciedad con que doy cada paso, absorta
en mi propia inseguridad, en mi empacho de
indignación, de franqueza ante el espejo.
Se avivan las cenizas con un soplo
se invoca la realidad desde el llano
y todo parece dejar de girar, sólo centellea.
Por safrika señorita a las 6:21 p. m. 1 pulsaciones
Palabras que no nos gustan.
Dime tus palabras odiadas pinchando aquí, voy añadiendo las que me enviais.
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