Una joven muerta se aproxima a la línea negra y delicada de pelo recortado extiende los dedos bajo el pantalón y expectantes
sus formas se hinchan y se encogen sobre la cama.
Los ojos del joven muerto son huecos y las manos de fantasma, teclean y teclean.
Después la impresora escupe papeles amarillos que irán cuñados a su destino.
La joven muerta y la concreción del desastre, pechitos aplastados con las
manos y un amanecer pequeño y oscuro en las rendijas.
Para decir la necesidad no haría falta más que abrir la boca,
elegimos la nada para continuar, las enfermedades se hacen visibles como el cabello natural
centímetro a centímetro tras el tinte.
Sólo el deseo podría calmar el horóscopo y equilibrar el contenido.
Una joven muerta que late muy despacio sobre la cama, entre almohadas de hilo y dientes,
se deshará
en el abrazo del amigo que insinua proposiciones para el futuro
ofreciendo sudor y algún delirio empalmado.
Un joven muerto que sigue tecleando y a quien quieres desatar pero
que te confunde con muebles y latas y ceniceros repletos de colillas.
Que te confunde con grandes lámparas o sofás y neveras que sólo enfrían.
ES MEDIANOCHE EN CASI TODO EL CUERPO: Gema Fernández Martínez.
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Un poemario también puede ser un mapa, un acertijo, una tirita, una
linterna que arroje algo de luz a cada semioscuro. En este libro, la autora
traza un ...
Hace 7 horas
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Será que el tinte confunde y ya se teclea para nada y se late menos aún, que todo se enfria porque de estar vivo lo estuvo demasiado pronto o demasiado tarde.
Pasé por aquí, leí y no pude evitar comentar.
Me ha gustado tu blog.
Aterradora imagen. ¿Alguna vez has escrito desde el otro lado? A mí me resulta difícil todavía, pero se puede. Espero que te cuides(n). Un abrazo
muy inquietante, pero muy bueno. estupendo el blog.
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