ahora que sólo conoces la tristeza y en las palmas de las manos resbalan
los insectos
ahora que abandonas en el sofá
las monedas que se caen de los bolsillos del vaquero
y quieres ir al médico.
- estos grados centígrados que nos separan-
ahora que no te alegras de verme, que hago marquitas en las
hojas de los periódicos para leer más tarde algún artículo que me interesa
- pero nunca los leo y sólo puedo mirarte mientras recoges las cosas y te cansas-
ahora que no sé, de verdad, porque si lo supiera lo haría, ser
un hombro en el que llorar o algo así aunque fuera similar
como mi madre por ejemplo, que no he aprendido nada de mi madre,
por ejemplo, o poco.
ahora que veo las fotos de marruecos y tú tienes reuniones a las seis
y lloras con los informes y con los informativos y con el viento de cara
tan frío en noviembre, ¿parece el polo norte esta ciudad o me lo
parece a mi?
- si al menos pudiera hacer algo de lo que te sintieras orgulloso-
ahora que nuestras manos sudan juntas y
- oyes como rugen las máquinas en el descampado-
- oyes como ruge ese señor de nombre Y-
-oyes como la vida es una mierda que hay que disfrutar pese a todo-
ahora que vendrá- otra vez y no será la última -a rozarte y verás como abre su maletín con estiletes y lijas
y limas y piedras y tijeras y piernas cortadas y susurros de monja y bosques del norte y películas malas-
yo estaré contigo y no vamos
a cerrar
los ojos.
PAULINE. MEMORIAS DE LA MADAME DE CLAY STREET: Pauline Tabor.
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«En mi trabajo me he topado con unos cuantos mafiosos importantes y, sin
excepción, son escoria humana. Pero, por malos que sean, no son tan bajos
como l...
Hace 1 día