Yo todavía tengo trozos de corazón viajando en mi interior.
Llegan al pecho y entonces creen recomponerlo, pero se confunden
y me asfixian.
Entonces es cuando escribo en revistas para aficionados y fotografío a algunas personas
que ponen un hilillo de voz y sonríen tímidamente mientras les digo:
"mira hacia otro lado, hagamos de esto algo natural"
Es cuando salgo de bares y me emborracho y me pongo las gafas en una cafetería
y me cito con amigos que explican sus putas vidas
y tengo que escuchar, sonreír y aconsejar. Bailar
al son de la sociabilidad.
Es cuando necesito dormirme sobre un pecho ajeno y escuchar el latido de otro corazón
y morirme en su calor y en su desidia.
Levantarme tarde y abrir las ventanas, poner música en el reproductor
Y salir a la calle, caminar deprisa, como si la velocidad me eximiera
de hacerme preguntas, o mejor
de intentar contestarlas.
Entrar en librerías, leer poesía de pie, rápido. Con avidez.
Y creer en el futuro, tener, cierta esperanza.
Mientras me recojo el pelo y hago como que
algo me importa lo bastante
como para seguir, seguir, seguir.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 1 semana
1 pulsaciones:
seguir... seguir? hacia donde?
saludos
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