Cuando te pones a completar esas casillas
y cierras las puertas
cuando compras ensaladas ya cortadas frescas preparadas
cuando sonries y giro la cabeza mirando a esa tía que se dejó
las bragas en casa y sonrío a tu primo
que tan normalmente dice
que acaba
de llegar de valkeakoski y que le deje veinte euros.
cuando pones en el dvd la mini serie recomendada en
esa revista neurótica
y en el ascensor pasas los dedos por los botones,
sin llegar a apretarlos
mientras en el sexto se muere el viejo banquero.
cuando enciendes la luz para comerme el morro
y mirarme siniestro, metiendo la mano en mi pijama.
comprendo, es en esos momentos, lo comprendo
que de cerca o de lejos
todas las piedras son piedras
todos las colillas tuvieron dueño
todo lo que va a la deriva
acaba por perderse o muere.
Voy al rastro por la mañana
Compro guillotinas para mi pelo,
baterías conectadas que instalan ácido en mis pequeñas venas
delirios de extravagante mujerzuela
cómete lo que he preparado.
Te quiero.
Sí, chico. Uh.
Resumiendo
Eso es todo lo que quería
decirte.
...
Garabateando minusculas letras en papel de servilleta
trás la cerveza el vino, un jersey, un boletín caducado
la galleta mordisqueada en el platillo, con forma de luna cadavérica
y las pequeñas lentes desgastadas
y el silencio a las ocho menos veinte
puntual así, trás horas de pensar en
el vientre el culo el inmaculado perfume
la sábana escarchada.
Acarició la suave manta de terciopelo morado. Miró al chico, que fumaba recostado en su sofá y bebia a pequeños sorbos de un vaso de agua, mientras la miraba y le decia
-no hablemos de follar.
Ella añadió
- Que hablar de follar es acabar follando.
Y miró a otro lado aunque en realidad quisiera sobre todo follar y dejar las palabras para otro momento.
Él no era muy osado, ni siquiera intrépido, así que necesariamente debía ser ella la que diera el paso.
Pero la noche se hizo pequeña, se llenó el aire de pequeñas vetas rojas, vulgares venitas en las aletas de la nariz de cualquier padre de familia aficionado al carajillo. Se cerró la noche, expendió la gasolina por última vez con aquel abrazo íntimo, apresurado, terriblemente sexual, ya en la puerta, y por despedirse.
No hubo torpeza, sólo estimulantes nervios, miradas imperturbables, excluidas las lenguas ya en el cajón inútil.
Con vehemencia entra entonces la polla, precipitada y violenta.
Ella intenta impermeabilizar su coño, pero algo se impone.
Él se rebela ininteligible, diciendo gilipolleces con la boca apretada contra el hombro de ella.
Se pone misterioso, la hace reir. Se corre y fabrica un pitillo de hierba.
No se estorban.
Esta noche no se conocen.
DEL FONDO: Ya a la venta en Underdog Ventures.
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“Del fondo” surgen las visiones más aterradoras, pero también más
fascinantes. Surgen las preguntas más angustiosas, pero también las
respuestas más nece...
Hace 2 días