Con la rabia aquella infantil con la que clavaba
chinchetas en tu nombre, y con el corazón
escarchado y vacío como un laboratorio en domingo
sin el exacto ritmo en el vacío del paladar
surcando el vómito, haciéndome frágil
Con la esperanza hecha polvo sobre traje de muerto
e implorando en cierto modo estar en el hueco de tus manos.
Se rompe la moneda que lanzo al aire
se rompe dentro de mi la espada el grito
se rompe todo lo que nunca
quiso
suceder.
EL DÍA QUE ME CRUCÉ CON CHARLES MANSON por ALEXANDER DRAKE
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