Después de diez años nos besamos en la puerta de tu casa. Primero salió tu madre, creo que la había visto solo una vez. Una mujer rubia, corpulenta y sonriente, con los ojos cansados.
Al verte te reconocí. Quiero decir que pude reencontrarte, comprender que eras tú. No has cambiado demasiado. Los ojos siguen teniendo una profundidad hermosa de acantilado y los labios permanecen oscuros y gruesos. Sigues siendo tan guapo que una piensa que podría caerse y seguir cayendo infinitamente hacia cualquier vacío inmenso.
Los besos en las mejillas, qué contacto tan armonioso, deseado desde el primer segundo que crucé el portal de la finca, fueron rápidos. Deseé automáticamente besarte en la boca, darte los labios, enredarte entre mis brazos como si fuera yo una gran madre que solo quiere albergar tu cuerpo un minuto. Qué poco sirve la razón - me digo - de qué poco sirve ser quien soy y haber metido mi corazón en una caja.
El primer minuto fue violento y lleno de silencios. No me atrevía casi a mirarte por una especie de miedo a morirme. Porque el amor imposible es el amor que más posiblemente nos llena de un gozo inútil y parecido a la magia. Porque los labios que nunca besarás son los que te mueres por morder. Y casi quise ser pequeñita y delgada como una percha para escurrirme en la silla.
Todos hablaban y hablaban. Diez años metido donde nadie es nada solo carne que muere despacio dan para mucho y parece que todos queremos enseñarte como vivir, como encontrar ALGO. Como desplazarte hacia algún lado que sirva. A mi solo me gustaría darte lo que te falta, si viviera en un sueño, si no me levantara en esta realidad que es la mía y pudiera existir solo para tí porque es mi destino, mi finalidad. Cualquier cosa que no sea esto. Apenas me has mirado en toda la tarde. Cuando te he cogido haciéndolo te he sonreido levemente y tu me has devuelto la sonrisa complice, como si la estuvieras esperando. No quería marcharme después. Me habría quedado contigo en la habitación de la que no quieres salir dándote todos los besos del mundo y me habría conformado solo con que me miraras y acariciaras mi cara. Y después pensaba en aquella llamada de teléfono hace once años cuando quisiste ser mi novio adolescente y te dije que no y colgaste y luego tenías vergüenza y no querías encontrarte conmigo y yo te decía pero qué bobo. Y pensaba si hubiese dicho que sí qué sombra tendrías ahora. Dónde estaríamos y lo más importante tal vez, dónde habrías estado tú estos diez años de tristeza jaulas cuchillos y mecanismos automáticos de cierre de puertas.
Ahora que un teléfono móvil te parece un instrumento de policía secreta y cualquier cosa parece amenazarte desde un rincón de tu cabeza quisiera mostrarte mis tetas y calcular el espacio que separa tus manos de mi culo. Y solo por darte amor (un amor que es mi propia mentira de niña pija acomplejada) solo por dártelo, parece que haría cualquier cosa, pero no es cierto.
La distancia es la mejor amiga de la tranquilidad. Aunque ahora mismo solo me apetece volver a verte. Y que bajes los párpados con esa singularidad precisa con la que te has despedido de mi esta tarde, mirándome a los ojos, muy fijamente. Será la medicación, o serás tú. Me pregunto. Y qué más da si el efecto que produce en mi es exactamente el mismo que si me hubieras tocado con la lengua y no con la mano.
Pedazos de mi están esparcidos ahora por tu casa. Y yo recojo lo que queda de tí y me lo guardo en el bolsillo, parece que queriendo recomponerlo.
- Está recuperándose- Dice la madre.
Yo solo quiero besarte, pero creo que nunca lo haría.
DEL FONDO: Ya a la venta en Underdog Ventures.
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“Del fondo” surgen las visiones más aterradoras, pero también más
fascinantes. Surgen las preguntas más angustiosas, pero también las
respuestas más nece...
Hace 2 días
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¡¡de lo más hermoso que he descubierto en las páginas
literarias de la red¡¡¡¡
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