Céntrate.
No hay nada más que hambre, el circuito cerrado de vigilancia que hay dentro, graba cualquier
aproximación a la nevera. El circuito cerrado de vigilancia graba el desastre ocurrido entre mis labios, graba el desastre de mis rodillas, graba la muerte lenta del dormitorio. No hay nada más
que hambre. El circuito cerrado de vigilancia graba mi propia Islandia, es primavera.
El circuito cerrado dice que estamos por explotar en confeti y pescado congelado.
Hay veces que prometo cambiar y ser buena. Me miro al espejo tratando de valorar en su justa medida las cosas, sin conseguirlo. Hay una banda de música reptando en las baldosas, escriben en ellas un réquiem que se instala, es grave, quiero decir, pensar en saltos al vacío real, mientras saltas por dentro y graba el circuito cerrado de vigilancia, y las ventanas reparan en ti, y los abogados de las películas.
He rezado ayer, no creo en dios pero recé por los tumores que no queremos, por saber mantenerlo todo vivo, porque no se muera en nuestros brazos, y no se mueran nuestros brazos.
¿Cómo lo definirías? - me preguntan- Como aire, un aire frío y luminoso en las fosas nasales, un aburrimiento contable, un avión despegando, una rabia femenina y hormonada, un refugio minúsculo de control, no echarte de menos. El dolor es no echarte de menos. El dolor es no echarte de menos. El dolor es no echarte de menos.
Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.
Graba
Principio del fin.
Estos anillos no sirven de nada.
Yo, te lo dije aquella tarde de ríos y vehículos,
quería amarte. Tus abrazos respondían las preguntas tontas hechas
a la tarde, los ojos no iban cayéndose, como ahora, fue bonito, es lo que
se suele decir, fue bonito al principio, el amor siempre es bonito al principio
¿Qué clase de palabra es esa?- Bonito suena a inútil, a perecedero y volátil.
Soy una mujer libre sentada en la orilla de la roca, acaricio a mis mil perros
todo es verde y estoy sola, en medio de la selva,
el sol pulula entre los pliegues de mis axilas, mis rodillas, y mis pechos.
La casa llena de papeles
los problemas de mis nervios, esa frágil importancia morbosa que le da la gente a estas
cosas de las histéricas, las llamadas telefónicas para preguntarme cómo estoy
las preguntas sobre si me habré levantado con buen pie.
Todo tan triste.
Por safrika señorita a las 10:12 a. m. 2 pulsaciones
Etiquetas: A partir de hoy
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