El cuerpo que le va dando esas sonrisas a la muerte y a los médicos, se estrella sinuoso y enorme
sobre la mesa de exploraciones.
Los que lo penetran fruncen el ceño e inventan pestañas que mueven despacio para decir
primero
- no le pasa nada-
y más tarde retractarse moviendo en la mano una fotografía del tejido lesionado.
Todo es triste, me digo, envejeciendo así, tan rápido.
Pronto biopsiarán mi alma, se despertarán los monstruos que crujen por las noches
estaré enferma y me sentiré tan inútil como hoy, moviendo los troncos, tratando de hacer fuego,
olvidando los plazos para proponer testigos - en el trabajo-
con toda la comida del mundo en mi regazo.
Haciéndome daño.
A mí, que no soy muy viajera- lloro, ¿no lo entiendes?, porque una vez lo fui-
parece que
se me acaba el tiempo y habré de emprender - quiera o no, digan lo que digan
los familiares-
el viaje de morirme o
aquí mismo aprenderlo todo otra vez, sola y sin amantes
nadie a quien lanzar
la vajilla y los elaborados insultos
- ir haciendo distancia-
que he ido a aprendiendo, sibilina,
en tantas
y tantas
horas
de lectura.
Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.
Quisiera escribirte los versos más sucios esta noche, resetear la conciencia de mí,
recordar un simple despertar en la tienda de campaña
-sólo abrir los ojos-
Olvidar estas construcciones alrededor mío,
fortalezas para amortiguar todos los pies de los que soy camino
- protéjase
de las botas
del que ama-
Este verano no viajaré, no habrá tiempo para nada, entre esto y aquello y lo demás allá
hospitales y clínicas, dolor y mudanzas ¡déjame con mis obsesiones!
A patadas te alejaría si con ello supiera
que vamos a sentirnos mejor ahí afuera:
El mundo con sus gatos tristes, meditando sobre los muros, y los
metros atestados, mujeres con trajes regionales.
Y todo el capital en movimiento sobre nuestras cabezas, y los asesinatos
por el tantalio.
El mundo sin tí sería un escollo insalvable, créeme que de todos modos
quisiera escribirte los versos más sucios esta noche, pero no se me ocurre nada, no querrás oir nada sobre
los hilos de un traje ajado de ofinicista torpe
dentro de mi cuerpo,
planteamientos
a vida o muerte,
existencialismo a los treinta y tres, poco glamour en pijama
recitales de poesía desiertos
o
a quién quiero engañar.
Quisiera escribirte los versos más sucios esta noche, recordarme a los veinte, que pudieras verme
rubia y hermosa sobre el trampolín del parque acuático, no pensar más en nada.
Y que fuera rápido
eso de
morirme.
Por safrika señorita a las 9:08 p. m. 7 pulsaciones
Etiquetas: A partir de hoy
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