Esta pequeña muerte de ojos y guantes, necesitaba guantes para sobrevivir en Delhi, y una mascarilla
y recuerdos del hogar y de las lamparas encendidas, de nuestras cajitas y libros.
De las perchas.
Por los huecos de mis manos de líneas planas - un futuro aterrador- se escapan las cosas importantes:
la trascendencia del cabello,
Arturo convertido en aire, por mi boca hacia afuera- debió escaparse hace tanto- dicen los familiares.
Soy maldad y humo, soy iglesias y terrazas y
voy por ahí con símbolos y estatuillas falsas,
me acomodo en los bancos de madera, el cine de un funeral, voy por ahí con
kilos
y kilómetros de tiza.
Mientras creo que es primavera, voy hasta el fondo -pobre materia gris-
allí está Jose Vicente muerto de asco, y Joan ya no está - nunca estuvo, algo que comprendí
en Oriente -
Es como si hubieran estirado de mi pelo hasta hartarse
los muertos y los pequeños hijos que nunca he tenido.
El verano pasó y el otoño se ajustó, parece mentira que no esté
otra vez
sola.
Como me corresponde.
+ este poema lo escribí el 12 de septiembre de 2009, lo he recuperado hoy con cambios y correcciones.
PELÍCULAS QUE ERIZAN LA PIEL: Prólogo de Jorge González del Pozo.
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Especialmente apto para todos los públicos:
El contrapunto y la pasión por el cine
de Vicente Muñoz Álvarez
El pulso de Vicente Muñoz Álvarez se hace nota...
Hace 5 días
2 pulsaciones:
Me encantaría asistir, espero poder decidirlo antes del 1 de abril!
Es un gran poema, sobre todo el final, que es de una desesperanza tremenda. ¿Puedo subirlo a mi blog?
Besos, Ismael.
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