4. Ella vio que yo era malo, y me amó.
Bertolt Brecht
Que mellada comiendo en la agresión a las doce, comiendo en la mezcla de
cabello y emboscadas, tus manos son como rasgando lo que más cansa y lo que
asombra.
Sé que te molesto, la dama insoportable que no encaja en el aspecto,
sin embargo conmueve e inquieta, que mellada comiendo empujones se endeuda en
crisis y síntomas breves activos que se acoplan,
justo ahí, la nuca confusa, atornillados los sabios, todos los libros leídos,
tragados, me sonrojo, si éste engranaje tuviera tu nombre,
y sin censura pudiera enseñarte la exaltación de una cadera o el círculo negro explotando
maceraría tu gesto, eso haría, en la limpieza de tus iris o en la intempestiva bulla,
a eso de las cuatro desperté en el sofá, se abrieron los horrores, y en la cama
tu culo amor, estás desnudo la ventana abierta vulgar ignorada, los glúteos perfectos, qué tosquedad tienen las alimañanas de ahí afuera, yo pensaba,
todos trabajan para ganarse el cielo, deliberadamente, un ésto mayor un aquello más brillante, y
ahí miraba yo, sólo tu culo, amor, una respiración oportuna de dormido,
todos los pestillos rotos, me pongo voraz de Arturos, qué prosperidad la mía, mírame, estoy de fiesta, si acaso las piezas
de este engranaje tuvieran tu nombre, que constancia la mía para la máquina, que ferviente
acólita de la secta, que sumisión de filamento adecuado.
Comiendo en la hipertermia, me tumbé a tu lado
qué paraiso de gérmenes, qué rotación de
muñeca, que tono tan formal, para agarrarme en sueños y decirme
te amo, nena y claro de eso
tampoco te acuerdas.
ES MEDIANOCHE EN CASI TODO EL CUERPO: Gema Fernández Martínez.
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Un poemario también puede ser un mapa, un acertijo, una tirita, una
linterna que arroje algo de luz a cada semioscuro. En este libro, la autora
traza un ...
Hace 1 día