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Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.







Mosaico

No estoy para mucho.
Es cierto: me han crecido candados donde van las
presuntas alas. Debían salirme a cierta edad, algo falló.
Todo ha venido fallando desde cierto día, lo recuerdo muy bien
recuerdo exactamente la ropa que llevaba. Recuerdo
que los tipos del bar de abajo dijeron algo así como
"qué sexy". Yo por entonces tenía la costumbre de atar
cuerdecitas negras en mis tobillos, eso les gustaba a los
tíos, bueno, yo les gustaba, después de todo estaba
más delgada y sobre todo todavía no tenía estos
candados, todavía no había comprobado la dureza de
la roca, no sabía nada del fracaso, creía en el amor y
nunca nada iba a abatirme, ya me entienden, esa fuerza.
También tenía el pelo rubio, no sé, él me dijo la segunda noche
que estaba muy buena. Yo estaba desnuda sobre la cama y
debía ser cierto. Claro que la autoestima nunca fue lo mío
pero ahora lo sé: era cierto. De todos modos nada
se había debilitado tanto como para que no quisiera
levantarme por las mañanas o me costara horrores
sonreir y hacer como que existo. Esa mierda.
Trabajaba entonces en una tienda de ropa, en un centro
comercial. Lo típico, chica monísima empleada en una tienda
de nombre estúpido, muy famosa.
Tampoco sé por qué cuento esto, digamos que estoy
recapitulando. Las paredes están sucias, no es broma.
He pasado exactamente siete horas (siete)
desde las dos a las nueve, construyendo un mosaico con
azulejos rotos sobre una mesa vieja.
Ha quedado preciosa, pero después me siento en una silla
apoyo los codos en ella y pienso en cómo hago las cosas:
de esa forma obsesiva. Sabía que si dejaba de pegar
esos ladrillitos en algún momento nunca acabaría
la mesa, y en realidad lo que estoy deseando es que él llegue
y vea lo que he hecho y piense que tiene una novia
fantástica que hace cosas bellas para uso y disfrute de ambos.
Quiero que piense que merece la pena seguir aquí
y aunque no sé cómo abrir los ojos, y aunque es como si hubiera
perdido cierta capacidad de gestión del dolor y el abismo,
quiero que piense que merece la pena seguir aquí
así que hago esas mesitas, pienso en cubrir toda la casa de
puto mosaico, en cambiar cortinas, en trasplantar el ficus
en ir al gimnasio, en hacer cientos de cosas que
de algún modo le hagan pensar
que merece la pena seguir aquí.

Y de todas maneras, cuando me levanto
siempre, por las mañanas
la que se lo pregunta, soy yo.
¿Mecece la pena seguir aquí?
En el mundo, quiero decir.

Es raro nunca me había planteado una
cosa así. Además, qué coño.
(Supongo)
La respuesta es sí.

No tengo sentido del humor, o poco.
Estos poemas son una gilipollez, es lo mismo
que hacer mesas y hacer esos dibujos de colores
en una casa que no es la mía.

A bocajarro la muerte parece esperar detrás de cada
letra, nieva sobre mi y dentro de mi hay una escalera
un punzón y naves quemadas, el inicio de
un poema es como el final del mismo.

Nada.

La cuestión es que yo he dejado de leerme. Y
que llueve otra vez
cómo decías tú
sobre los taxis.

9 pulsaciones:

Inma Luna dijo...

Safrika, las cosas que merecen la pena las sabes tú y puede -casi es seguro- que no estén en los cachitos de azulejo, ni en una maceta más grande a la que trasplantarte ni en el gimnasio -en el gimnasio ya te digo que no-. Puede que anden por ahí, cerca de los candados que te pican.
Besitos.

Anónimo dijo...

Si alguien hiciera ese esfuerzo, y escribiera con tanto amor contenido, para mi, pensaria que vale la pena quedarse aqui, solo para abrazarla cada momento. Pero no existe, y me quiero ir.

Anónimo dijo...

Llueve en mi cabeza

Ismael Cabezas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ismael Cabezas dijo...

Vamos a ver si podemos hablar por teléfono de una vez, cuando cambie el mes y sea marzo durante los fines de semana puedo hablar gratis contigo, así que podré ayudarte en lo que pueda sin límite de tiempo. Suelo llamarte desde el trabajo, en casa las paredes oyen y tenemos que hablar de cosas bastante serias.

Un beso, cuídate mucho.

Fernando dijo...

Yo no sé tu, pero lo escrito ¿poema? está de puta madre y ¿perdona? la expresión.

Anónimo dijo...

Quizá te interese Versátil.es, III Festival de la palabra

P.D. Disculpa el spam.

Luciérnaga dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Eres la mejor, Safrika. Cásate connmigo, pedorra.

Palabras que no nos gustan.

Dicotomía. Realidad. Arritmia. Procesar. Ajenjo. Raquítica. Enclenque. Bótox. Enjundia. Idiosincrasia. Hiperventilar. Colación. Miedo, ansiedad, lexatín, bajón, sola, gorda, siempre, otra. Madrastra, hijastro, mujerzuela, epíteto, bofe, cachicamo, sarro. Reglosa. Hermenéutica, Diacrónico y sincrónico, epocal, epistémico/ca. Padre, Madre, Pescado. Instruir, pollito, anémona, libertinaje, zozobra. Pretension, desproposito,recelo, celos, posesión, cargo, despedidga, grande, dependencia, soledad, menosprecio, descompás, murmullo, barullo, .....ismo. Referente. Hagiografía. Solidario. Válido. Implementar. Proyecto. Orgánico. Felicidad. Zote. Crematístico. Cuchipanda. desilusion, desamor, rutina, hipocresia, maltrato, ansiedad, depresion, vacio, muchedumbre, hambre,























Dime tus palabras odiadas pinchando aquí, voy añadiendo las que me enviais.































































































































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