Hoy pensaba, con las yemas sangrando que era
lunes. La ceniza y la violeta piel de las ojeras,
y otra cosa:
las motas blancas de pintura salpicando mi
camiseta preferida, ya insalvable.
Pretendo estar a la altura y que su familia no me
odie y que no todo el mundo me odie y quisiera
ser delgada y bajita y tener una carrera
universitaria y predicar mi verdad y que
fuera verdad y salpicar con risas la ensalada y
despertar guiñándole un ojo con las tetas
bien puestas que quisiera estar
haciéndomelo siempre.
Pero por dios a quién pretendo engañar.
Hoy ni siquiera me he duchado.
Miedo y asco en el tercer piso.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 2 semanas