La soledad es esta boca negra
es aire que se revoluciona en las solapas
giras la esquina con delicadeza de
espía
tus alas se despliegan estás
cegándote
qué amor propio.
Se rompe la pequeña lengua la punta que
tocaba la tuya
No suena esta llave en la cerradura y no suena
este precipicio su eco
se zambulle en el extremo
en el deslunado.
en la esquina donde los hilos siempre
hacen formas planas.
(toda la ropa acaba muriendo aquí)
El frío es un animal de mandíbulas que aprieta en la solidez.
El chico indio canturrea
Subiendo la escalera
Delante de ti
Deja ese perfume delicioso a
Paprika
El hombre del bar te ha mirado le debes
Cuatro euros pasas
Disimulando hasta que punto
Estás enferma.
Esta vez la delicia se deshace en la boca y
Hay un miedo a calarse el sombrero un
Miedo a los botes llenos de lápices a toda
Esa ropa en un
Armario falso.
A callarse las verdades
como
puños.
Comprendes la lentitud del tiempo la
Rapidez con que aminora la marcha
Todo el amor con toda esa sordidez
Infinita
Las llamadas los miedos infantiles
Siempre
Que mamá
Nos deje
De querer.
Que papá
(eso)
No ser
Nunca bastante.
Puedes preguntárselo a la chica gorda que
Nunca encuentra ropa en
las tiendas y que tiene
Un bebé casi
tan gordo
Como
Ella.
PAULINE. MEMORIAS DE LA MADAME DE CLAY STREET: Pauline Tabor.
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«En mi trabajo me he topado con unos cuantos mafiosos importantes y, sin
excepción, son escoria humana. Pero, por malos que sean, no son tan bajos
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Hace 1 día