Él leía cómics en el baño y ella afirmaba ante el espejo
soy buena, me merezco cosas buenas, me amo
y sin titubear se pintó los labios, no dijo adiós
cerró la puerta sin pestillo, se presentó a un concurso
de nucas y cuellos
lo perdió y así entre disputa y disputa
interna
mientras
él seguía leyendo cómics en el baño
ella se sintió alimenticia y en ruinas
no había más ya que rascar si acaso
algo torpe y obstuso en sus propias manos
nada divertido, todo disuelto en
la dispersión
de un amor que antes, tal vez
sabía
distinguirse.
FOTOGRAMA DE UN INSTANTE por MAICA BERMEJO MIRANDA
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La mano, pequeña y blanca, descansa laxa entre los dedos morenos del hombre
que viaja a su lado. Los dos, relajados, se dejan mecer por el suave
traquete...
Hace 9 horas