Los labios falleciendo, el matadero
llevado al abandono tras años y años
Y la luna cerrada
que eran mis uñas y lo vergonzoso de un
diván japonés, trás los adornos.
Un beso no es más que un ungüento
la piel que toco no huele a carnicería y
sin embargo esto parece
una
matanza y acaso
será
con el perfume de todas las cosas
perdidas.
En el monstruoso devenir,
incompleto en
su transcurso.
FOTOGRAMA DE UN INSTANTE por MAICA BERMEJO MIRANDA
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La mano, pequeña y blanca, descansa laxa entre los dedos morenos del hombre
que viaja a su lado. Los dos, relajados, se dejan mecer por el suave
traquete...
Hace 9 horas