La poesía confesional es vomitiva, hay quien dice
que la poesía confesional no es poesía si no
ego, un ego vacío que no hace más que pervertirse.
El objeto del ego no es otro que la perversión del yo.
La perversión del yo es lo que buscan aquellos que
escriben poesía confesional esperando de algún modo
encontrarse a si mismos o mejor aún que alguien
los encuentre y quiera quedarse con ellos.
¿Dónde queda la estética? ¿Qué valor tiene en realidad la confesión
en un poema si hablamos de poesía y no de diarios o personas concretas?
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día
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