La chica del diente partido se relaciona con personas que la aconsejan valientemente acerca de cómo reventar su inocencia de la manera más breve posible. Aconsejan a la chica que deje de parecer lesionada, que recuerde su agilidad, la facilidad para sentarse de ese extraño modo cruzando las piernas como si fuera de goma. Que aune inteligencia y mentira, que se case con el mejor postor.
Se organizan apuestas en su casa. Sodomitas, chicas sin memoria demasiado drogadas, chicos con máscara y de largas piernas y hermososo ojos. Dicen: ganará ella, siempre fue el azote de payasos. Otros aventuran: Ella se extingue como una ramita al fuego, como un órgano sin sangre, temerosa de dios y de otras cosas, se sume en el espanto, no sabe de qué va eso de suma y sigue.
Y ella los mira, con la cordura instalada, con los pies en la tierra. Con el yacimiento de piedra caliza en el mismo centro del pecho, y ahora se maravilla. Se observa en el gran espejo y no repara en buenas palabras, y se dice. Ahora es él, medroso, el que ha perdido, y aunque tú estés en un desierto de paréntesis y dudas. Vales más que cualquiera. Y no hablo de dólares. Hablo de esa interrupción de todo cuando estás amando en contraposición a lo roñoso de otras mujeres que conocí, que te dan su tiempo parcial, su fraccionaria esencia. Y no quieres saber nada de mentiras, ni de juicios, ni de frenos, ni de charlatanes dispuestos a doblar tu templanza. No hay retribución para ti, y eso es porque pusiste todo lo tuyo a un número, como haces siempre y para perder.
Sólo que esta vez has aprendido, y escribes con ligereza todo esto para insistirte, para que quede claro que eres sobresaliente, que no eres una solicitante, que el puesto es tuyo, que todo te aprieta pero hay cosas que puedes odiar mucho más.
Lo superficial te espanta. La gente te espanta. Distinguidos, generosos, somnolientos, lentos y sobre todo los insistentes.
Estás en tu refugio, dispuesta a salir ahí, tienes un pie fuera. Resucitas.
Miras los cadáveres que dejas a tu paso y no puedes más que sonreir.
La chica se dice todo eso mientras regordeta, se sienta en el sofá y enciende un cigarrillo, con la libreta sobre los muslos, se repliega y devuelve una mirada al chico comunista que le dice una sabia frase imposible de reproducir pero que queda grabada para siempre.
Se separa de todas las expectativas e ideas preconcebidas. Se lanza en picado a lo nuevo. Corretea en un jardín. Diablura de niña con las mejillas tan rojas como lo más rojo que pueda existir en el mundo entero.
DEL FONDO: Ya a la venta en Underdog Ventures.
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“Del fondo” surgen las visiones más aterradoras, pero también más
fascinantes. Surgen las preguntas más angustiosas, pero también las
respuestas más nece...
Hace 2 días