Camino por la calle. O sentada en la cafetería. O delante del ordenador, en el trabajo. En el supermercado o mientras conduzco. Bajando las escaleras, por los pasillos de un centro comercial o preparando un concierto poético en la calle alta. Mirando por la ventana. Con dolor de muñecas.
Cada instante, todo lo que veo se me antoja poetizable.
Y pienso en versos, muchos de ellos con rabia, porque la mayor parte del tiempo el mundo se me escapa de tanto que lo observo. Y me parece fascinante una mujer mayor con el pelo recogido en un moño blanco, y el tipo de la barba barrigón, el común padre de familia acompañado por su hijo de ocho años adorable y adorado. El joven de los dientes sucios, el de las manos con grasa, el valiente geniecillo de tres al cuarto cargado de libros y con mochila de piel. La joven de grandes tetas y tez blanca, el encargado de la gasolinera que se llama Oswaldo y me llama por mi nombre, la vecina loca que pasea perros y se pinta los ojos como si pintara una puerta de un corral, la insaciable puta que siempre acecha justo detrás de mi, el chico larguirucho de respira bajo el agua, el pálido reflejo azul en los ojos que afortunadamente no se cerraron y la cajetilla de tabaco destrozada a base de arrancarle trocitos de cartón.
Y me alejo y me alejo. No quiero participar de relaciones que más bien parecen ajustes de cuentas, que sirven para ejecutar proezas de algunos o son maneras de abultar el ego, de crear confusión, todo para comprobar que somos capaces de provocar lágrimas en otros o sencillamente sentir que tenemos EL PODER. Podemos hacer uso de este poder sobre otra persona, demostrando así nuestra poca elegancia, nuestro poco seso y valentía cero, pero es algo que nos pese lo que nos pese sin duda nos hará sentir mejor (que el otro) al menos momentáneamente.
Parece que nos han enseñado a amar manipulando. Lo lícito es que nos quieran y no nos importa la forma si no el fin, queremos recibir sin entregar, así que como sabiamente dice A, estiramos y estiramos la goma, hasta que se rompe y nos da en la cara.
Tu cara está a punto de recibir un impacto.
Cinco.
Cuatro.
Tres.
Dos.
Uno.
.
.
.
!!!!!
TOCAYU: David Mardaras.
-
¿UNABOMBER?
El simple arte de escribir.
RAYMOND CHALDLER
Leo tu poesía y veo que está
viva de cojones.
Las palabras, lo que cuentas:
simplemente,
tiene ...
Hace 15 horas
5 pulsaciones:
Antes teníamos que reducir los tiempos para poder tener algo más allá de "nosotros"
Antes hacíamos una investigación uno encima del otro, buscando recovecos donde escondernos o lugares donde asirnos valientemente, pensando que aquello era por fin un "para siempre", porque al fin y al cabo, éramos unos románticos. Esos modernos románticos de ahora, ya me entiendes.
Antes tenías siempre el oído abierto y el odio cerrado, y una palabra amable y otra que decía "te he encontrado"
Antes siempre es mejor que ahora, y eso no dice mucho de nosotros. Al menos no nada bueno.
Tanto es lo que yo necesito que no hay más que oscuridad cuando no tengo nada más que un adiós lento y vago, maliciento y triste. Que habla de un nuevo nosotros ambiguo y descorazonador, como una cortina ardiendo, como un edificio que se muere, una canción que se olvida.
Se cambia sutilmente, y no es nada de lo que enorgullecerte, no es como cuando me desenredaste el pelo en el baño, con el cariño más nuevo del mundo.
Renuévate. Pasa de todo. Para empezar estás tú.
Besazo.
Hola, Safrika.
Soy Patxi Irurzun, no sé si te acuerdas de mi.
Perdí tu contacto y me gustaría escribirte para proponerte una colaboración en un libro de homenaje a Bukowski.
Si te interesa escríbeme a
patxi@cgtchiapas.org
Hola, Safrika.
Soy Patxi Irurzun, no sé si te acuerdas de mi.
Perdí tu contacto y me gustaría escribirte para proponerte una colaboración en un libro de homenaje a Bukowski.
Si te interesa escríbeme a
patxi@cgtchiapas.org
qué curioso, me ha rodeado una especie de corriente de áire ya conocida de mucho tiempo antes. Aire fresco, cálido, sensual, áire safrikano. Me tiene absolutamente arrebatado, tenga por seguro que la castigaré Sta. Safrika.
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