La fuerza primera es el sexo.
Calientes, todos juntos, no sudamos porque no hace calor, pero el ambiente está cargado es denso como aceite. Puede olerse en el aire, puede conseguirse. Tú lo sabes, yo lo sé.
Soy fuerte, implacable, no tengo corazón. Toda esta gente pasa por mi vida, directamente hacia la nada. Y soy capaz, soy valiente, decidida. Puedo amar con fuerza, derrumbar muros, escalar montañas, remontar rios, saltar desde muy alto.
¿Lo merecerías tú?
Jugosa, en los ojos la quietud de un cambio imperceptible. En las manos la carencia de deseo, y en la piel el corte con el papel, la mancha de tinta, la esperanza que se da placer con cualquiera.
Somos la sangre del cordero, la viciosa nada que aspira mundo, la escalera perfecta que bajar cuando empleamos la mentira, el aburrimiento ocioso tras esperar milagros durante horas.
No hay más que eso, y yo estoy en el centro.
Expandiré mi ego por todo el universo.
Y no es vanidad, es sencillamente hastío. Y por alejarme de unos, me acercaré a otros.
De eso se trata.
Nunca restar. Nunca.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día
2 pulsaciones:
Nunca restar, nunca.
Ahí le has dado, nena.
Un beso.
¡qué fortaleza!... ¡qué seguridad!... ¡qué puerto donde atracar!...mi desgracia es leer esa cita interesante en esa revista pasada de fecha, mi desgracia es haber pasado de largo ese puerto bien protegido de las inclemencias ...del amor.
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