Desaparecería. Si con eso consiguiera ganar esta batalla y recuperar mi nombre y mi franqueza. Alzarme ante el aire irrespirable y la decadencia del cuerpo. Desaparecería, opción con la que salir airosa de una situación que me supera. Tal vez, si fuera distinta, ¿verdad? Si no fuera yo, si fuese otra, entonces me querrías y yo, me querría y nada, nada, sería igual. Siempre sería mejor.
Por un segundo comprender lo que hierve de esta trágica forma dentro de mi: las ganas de correr, de desvanecerme, de acabar con todo de un modo que parezca valiente, de encerrarme y no salir ya nunca, nunca, nunca.
Ni soy tan transparente como quiero hacer creer, ni soy nada de lo que quiero hacer creer.
Quiero vivir en el campo, leer a la sombra, tener hijos y mirar todos los días a mi lado y sentirme bien. Segura.
Segura.
Eso es todo.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 2 semanas