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Cuando el silencio me ahoga, enciendo la radio y me llegan de un planeta lejano voces que apenas comprendo: ese mundo tiene su tiempo, sus horas, sus leyes, su lenguaje, preocupaciones, diversiones que me son radicalmente extraños.
Simone de Beauvoir.







Cuelga

La chica del diente partido quería deshacerse ya de esa sensación que la repugnaba. La sensación de estar esperando algo, de necesitar algo, de no poder obviar ese mismo algo.

- Yo no sé amar - pensaba - No tengo ni la menor idea de cómo hacerlo para que no resulte doloroso, para que no resulte pesado, para que no resulte cómico y absurdo.
No sé amar. No tengo la menor idea de cómo conseguir deshacerme del miedo. De la sensación de que todo está a punto de terminarse siempre. No sé cómo hacer para dejar de provocar yo misma que todo eso suceda.

Él no había llamado todavía. El chico filósofo. Menudo chollo. Un tipo obsesionado con el sexo y la literatura, un tipo con diversas manías eróticas. Un chico culto y guapo, eso sí. Al que parecía ponerle cachondo la posibilidad de concebir un hijo. La chica del diente partido nunca tuvo muy claro si esto era real o se trataba sólo de un pensamiento que le hacía correrse más rápido. Aunque nunca lo bastante rápido. La chica del diente partido había buscado información en internet y pensaba que tal vez esta eyaculación tardía se debía a la cantidad ingente de Orfidal que el chico filósofo se empeñaba en tomar. La hacía follar durante dos horas seguidas. Encima, abajo, de lado, por el culo, por la boca.. Ella se cansaba. Se sentía impotente y estúpida. Se sentía culpable y poco atractiva. Pensaba que con el tiempo las cosas mejorarían, pero no le quedaba claro si eso sucedería o utilizaba este pensamiento para sentirse mejor.
El viento soplaba fuerte aquella tarde, hacía frío y tenía hambre. Corrió al encuentro del chico buceador, que la había llamado para tomar un café y repasar los últimos acontecimientos en la vida de ambos.
Se lo folló despacio después, en casa. Tenía una polla larga y jugosa. Justo como la chica del diente partido había imaginado. Y eso que no tenía muy buen ojo.
Él se corrió deprisa, echaron un polvo lento, pero que sólo duró diez minutos. La chica del diente partido se puso encima, en cuclillas, y no se corrió, pero se sintió satisfecha. Tenía ganas de reir.
Él susurraba en su oído:

- Tienes un coño perfecto. Tan profundo y follable, tan mojado y grande. Me gusta, me gusta tu coño, me gusta. Voy a querer más, lo sabes, ¿no?. Voy a querer mucho más...- y le babeaba la oreja y sacaba mucho la lengua. Y ella se sintió deseada y mística, cuando él repetía - Yo sabía que esto iba a pasar, tenía que pasar. Te deseaba tanto. Que ganas de follarte tenía. Tienes un coño tan sumamente perfecto. Ya no tenía esperanza. Perfecto, perfecto. Sublime. Me corrooo, me corrroooooo.

Después fumaron un lucky a medias y él la besó en los hombros

- Podemos ir ahora a tomar algo si quieres...
- No- contestó ella.
- Te veré mañana- dijo él.
- No- contestó ella.
- Pasado.
- No.
- Te dije que iba a querer más.
- Eso no significa que yo vaya a darte más.

Un silencio tenso. La chica del diente partido quiere ahora que él se marche. Quiere que el chico filósofo llame por fin, aunque sospecha que eso no va a suceder. Quiere volver a sentir que hace algo bien, que lo correcto se aproxima de algún modo a su vida, que logrará sentirse en equilibrio y que además logrará mantenerlo. Quiere que el chico filósofo la salve, aunque también sospecha que eso no va a suceder.

Se levanta y empieza a vestirse deprisa.

- ¿Por qué te vistes? - pregunta él.
- Deberías irte.
- ¿Es por el tipo ese que quería hacerte un hijo?
- Es.
- Sabes que no llegarás a nada con él.
- ¿Y contigo sí?
- Conmigo, puede ser.
- Contigo no quiero nada.
- No lo parecía hace diez minutos.
- Sólo ha sido un polvo.
- Un muy buen polvo.
- Sí, eso sí.

Él se levanta desnudo y le roza el pelo mientras ella se pone las zapatillas. Acaricia su nuca, la agarra de pronto del cabello, fuertemente, estirando.

- Suéltame - medio grita ella, amenazante.
- Cómo me pones.. tanto que tengo hasta ganas de golpearte, suavecito..

El chico buceador está nervioso. Tiene la polla dura. La hace levantarse, tirando de su pelo. Una vez de pie la besa sin soltarla. Ella se excita. Nota el calor que desprende el cuerpo de él y cuando la empuja sobre la cama, le baja las medias y mete la cabeza entre sus piernas. Ella se corre deprisa, minuto y medio.

- Me echarás de menos- dice él
- Lo dudo- miente ella- ahora vístete y vete.
- Te veré mañana- insiste él.
- No- reitera ella.

Cuando la puerta se cierra, ella piensa que todas las historias acaban así, con una puerta cerrada. Se sienta en el sofá, sube las piernas, rodeándolas con los brazos. Se queda unos minutos así. Después enciende otro cigarro. El coño no le escuece.

- Está bien así- se dice- está muy bien así. Puedes no llamar si no quieres, no me importa.
Se siente fuerte y extremadamente atractiva. Se siente poderosa y ganadora. Se siente mágica y bella. Huele bien, y lo sabe. Sabe bien, y lo sabe. Comprende que tarde o temprano habrá de sucumbir a la realidad. El chico filósofo ha desaparecido. Suena el teléfono. Se abalanza sobre él, llamada entrante. Chico buceador.

- Te quiero - dice él cuando ella coge el teléfono.

Y ella cuelga.
Cuelga.
Cuelga.
Cuelga.

3 pulsaciones:

Anónimo dijo...

hola Sta. Safrika
hoy mucho mejor, no sé que ha hecho en el blog, hoy se ve mucho mejor. Puede que tenga que ver el navegador, yo utilizo Opera (ya sabe, por ser diferente).

vaya parece muy segura la chica del diente partido, veremos en que acaba.
Me alegra vivir en el mismo sitio que usted; en el universo. Puede que algún día coincidamos, ese día haré que me cuente del tirón la historia de la chica del diente partido.

tiene una prosa muy suelta, se lee bien.
Mis cuítas están reflejadas en el Google, solo hay que buscar: Jody Dito y ahí aparecerán.

Es curioso, después de bastantes años es la primera vez que veo escrita la palabra "errabundo", no es que se emplee mucho, me ha hecho gracia. esta palabra tiene para mi recuerdos muy literarios.
Hay un libro, que le sugiero que, si puede, lo lea; "Melmouth el Errabundo", novela gótica y espezlunantemente buena, de casi 400 páginas, se lee en una noche, es un libro canibal; una vez que empiezas a leerlo no puedes dejarlo (adictivo). Escrito por Edgar Maturin, se cree que es un pseudonimo de Oscar Wilde. ¡búsquelo! no se arrepentirá.

Bueno y ya, espero que no nos deje a medias con su historia. Gracias Sta. Safrika, ha sido un placer conocerla.

Anónimo dijo...

ESTAS AVENTURAS ME GUSTAN LAS DE LA CHICA DEL DIENTE PARTIDO QUE CLARO SEGURO ERES TU, A VER SI SALES ESTA NOCHEVIEJA Y TE VEO POR AHI ASÍ TE DIRÉ ALGO.
EL CUENTO ME HA GUSTADO ESCRIBES BIEN Y ADEMAS HASTA ME HA EXCITADO
JEJEJE

UN SALUDO AFECTUOSO


J.PEZ

Anónimo dijo...

¡pero bueeeeno! ¿qué ha hecho usted en el blog?....!NO SE VE NADA¡, no hay letras Sta. Safrika (y no es el navegador, porque aqui y ahora, en el trabajo, tengo firefox y en casa; Opera, y en ninguno de los dos se ve nada). porfapliss areglelo (vaya palabro)

Palabras que no nos gustan.

Dicotomía. Realidad. Arritmia. Procesar. Ajenjo. Raquítica. Enclenque. Bótox. Enjundia. Idiosincrasia. Hiperventilar. Colación. Miedo, ansiedad, lexatín, bajón, sola, gorda, siempre, otra. Madrastra, hijastro, mujerzuela, epíteto, bofe, cachicamo, sarro. Reglosa. Hermenéutica, Diacrónico y sincrónico, epocal, epistémico/ca. Padre, Madre, Pescado. Instruir, pollito, anémona, libertinaje, zozobra. Pretension, desproposito,recelo, celos, posesión, cargo, despedidga, grande, dependencia, soledad, menosprecio, descompás, murmullo, barullo, .....ismo. Referente. Hagiografía. Solidario. Válido. Implementar. Proyecto. Orgánico. Felicidad. Zote. Crematístico. Cuchipanda. desilusion, desamor, rutina, hipocresia, maltrato, ansiedad, depresion, vacio, muchedumbre, hambre,























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