Hujila era una chica medio muerta, de película gore tripas colgando y trozos de traquea esparcidos por el cuarto. Soliamos bailar como podiamos, en salas para abueletes y marujas de todo a cien. Hujila era roja y blanca, con cara de bala y medias de rejilla. Hujila doña heroína, como le llamaban en el barco pirata que estaba atracado en el puerto los marineros: Hujila doña heroína, la hija del jefe, la de los leotardos rotos y celo de rata. Vagaba yo, con Hujila por las calles viejas medio empedradas, y me sentía romántico, con las cejas empinadas y a la luz de la luna con mi medio muerta amante de ojos hundidos y caderas de elefanta. Juntamos las manos sentados en un banquito. Doña heroína, Hujila... era una putilla de la periferia de padre rico y madre internada, con los labios mas morados del mundo y la vagina mas húmeda que jamas conocieran mis dedos de uñas mordidas.
Nos conocimos en la calle de las cerillas, la tarde de hacia dos semanas, y con le corazon encogido ante esa distraida belleza e indefension, ante tanta sangre y viscera a flor de piel, le dije, quieres apuntarte conmigo a bailes de salón. Y ella meó entre dos coches, mientras con la cabeza asentía y se miraba los zapatos, salpicados ya con cientos de gotitas del amarillísimo líquido, tan precioso.
Así que di una última calada a mi habano y le dije.
- creo que a partir de ahora iré siempre trás tus pasos.
Ella suspiró entonces, y subiéndose las bragas respondió.
- Vale.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
-
*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día