Escribo por no morirme, total
tampoco me importa mucho la disposición de los versos
ni la desgracia del lector.
Abrazo lo indómito de mi propia psique
y me desembarazo del formalismo y las etiquetas.
En definitiva sigo vomitándole en cada palabra
Y parece que no podría ni en mil años
arrancármelo
y dejar este espacio por fin limpio
de besos contaminados, del hurto de mi alma,
del implacable cansancio con el que ahuyentaría a
cualquiera...
limpiar este espacio de
toda aquella torpeza animal con la que yo
limpiaba sus labios, comía de su mano
y creía fructificar
(que siempre me sonó a frutas que caen de un árbol)
En definitiva, cuando de pronto un día me levanto de la cama
y veo la repugnancia del mundo a mi alcance
y pospongo todo lo bueno para mañana
y el universo me provoca
con sus traviesas amenazas.
Es entonces cuando pienso,
ese cabrón me robó la sensatez y tendremos que ir
ferozmente
a recuperarla.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día