Recuerdo cosas. El pelo cansado retirado de la cara
la absurda manera de imponer voluntades sólo con una caída de ojos.
Mis atenciones, tan vanas. Mi cara de póker, siempre estirando el cuello
siempre pretendiendo estar a la altura.
Claro que después de aquello, eso no era tan difícil.
Sin embargo supongo que de tanto oir montañas de basura, montañas de basura
pues no me dió miedo ningún adiós
yo ya sabía que dios
me iba a proteger.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día