Estoy bien.
El pecho se hincha y deshincha con la respiración.
Salí a la calle con los calcetines de rayas y esas zapatillas negras que se habían perdido en el fondo del armario. Compré gominolas y me senté en un banco a leer. Estuve pensando en el vacío, y en la facilidad con que me abofeteas con palabras hasta por omisión de las mismas. En el significado de esos pequeños huecos que ahora existen en mi carne.
Estoy bien, aunque he estado mejor. Pero estoy hasta el culo de que desde esta distancia estúpida que al final habré de agradecer, grandes manos se atrevan a indicarme caminos, a suponer esquinas, a aferrarme a sueños.
Los sueños sueños son, pero cuando yo soñaba contigo había algo que podía tocar con las manos.
Resultó ser una pastilla de jabón.
FOTOGRAMA DE UN INSTANTE por MAICA BERMEJO MIRANDA
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La mano, pequeña y blanca, descansa laxa entre los dedos morenos del hombre
que viaja a su lado. Los dos, relajados, se dejan mecer por el suave
traquete...
Hace 9 horas
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