La señorita más bonita de la ciudad ha decidido hacerse la cirugía plástica cansada como está de que todo el mundo la trate de tonta sólo por su belleza.
Nosotras pensábamos que desde luego hay que se tonta. Pero tanto que hasta llega a darle la vuelta a toda la tontería posible existente concentrada en una persona. Tanto que hasta parecen tener sentido la sarta de imbecilidades que suelta por esa boquita jugosa y de labios perfectos.
Nosotras queríamos comérnosla, pero ella se resistió justo cuando le clavé el tenedor en el muslo. Y aún hoy, nos mira a veces con recelo, esperando a que saltemos sobre ella como dos hienas hambrientas.
No nos importa.
EL DÍA QUE ME CRUCÉ CON CHARLES MANSON por ALEXANDER DRAKE
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Domingo 15 de diciembre de 2019, 12:33 del mediodía. Cruzo el puente del
Kursaal en dirección al Centro y justo en medio veo a un chico joven con
pinta d...
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