Es en esa inmaculada esquina,
Donde yo aparezco siniestra con una especie de velo sobre la cara
Y algunos mechones de cabello enredados, trenzados con raíces de una
Extraña planta, portando frutas.
No cabe lo carnívoro.
Y sólo hay un puente pequeño, levadizo,
Dirigido allí donde la carne se hace muerte
Y el viento promete entronizarle a uno.
Y los huesos parecen recolocarse en el esqueleto.
Falsamente, como si se tratara
De un juego estúpido.
Uno parece flotar, sumido en bañeras de espanto y crisoles varios.
Con luces y sombras, con jazz y cigarrillos
Con pequeñas vibraciones que parecen
Querer decir algo
Con trozos de trozos de ambigüedad flotando en el aire
paralelos
Como si uno quisiera darlo todo y al mismo tiempo
Soñara con arrebatarle la respiración al conyugue, al amante
Al vecino del quinto.
Y todo por estar a la altura.
No cabe lo carnívoro, aunque acecha
Y yo le espero, armada, terrorista, enlutada,
Le espero, enroscada.
Enroscada.
SEIS POEMAS de IRREDENTA HORA por JAVIER VAYÁ ALBERT
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OJALÁ ESTE POEMA
Ojalá este poema
te estallara en mitad
de las venas.
Se derramara
como río desbordado
entre tus piernas.
Ojalá te provocara
una mí...
Hace 21 horas