Te he comprado un colgante, un hacha tallada en jade que un compañero trajo de China. Los chinos conciben el hacha como símbolo de la justicia, la autoridad y el castigo, claro que eso lo he sabido después. Cuando lo vi, pensé, lleva su nombre. Sólo eso, lo demás viene más tarde.
Puede que nunca te lo llegue a dar, puede que ni siquiera te guste. Y es que yo lo que quería era ser tu mujer. No puedes imaginar hasta qué punto esa certeza se instaló en mi nuca para no marcharse, si acaso puedo como mucho ignorarla, hacer como que no existe, reducirla a una sensación extraña, sin poder alguno.
¡Fuera de mi vida! No es más que eso, un momento, gritarlo y mi cuerpo se deshincha.
Tenías los ojos con fiebre
yo había soñado ya con ese momento
en que desaparecerías
para siempre.
Dejando paso a
otros instantes
menos demoledores.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día
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