
Mientras fregaba los platos se hizo verdad
y no sé que sería: un beso, una caricia
la gran follada
pero ahí estaba.
Porque mi cuerpo se abrió y resquebrajó, seco
y cansado
y mis manos quisieron arañar el rostro
de la impaciencia.
Y las lágrimas se ahogaron en mi cara.
Bueno es cierto que
estaba oyendo cierta música
y estaba intentando soltarlo todo
que se hiciera gigante tan grande
para volcarlo derramarlo
terminar con todo.
Por inercia.
Por su propio peso.
FOTOGRAMA DE UN INSTANTE por MAICA BERMEJO MIRANDA
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La mano, pequeña y blanca, descansa laxa entre los dedos morenos del hombre
que viaja a su lado. Los dos, relajados, se dejan mecer por el suave
traquete...
Hace 10 horas
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