A veces quisiera no querer decir te quiero ni querer decir lo siento ni querer decir lo presiento ni querer decir lo sabía ni querer decir hasta pronto. Solo decir quédate y hagamos una fiesta en nuestro honor con vino y otras drogas consumidas por inhalación masiva.
A veces quisiera abrir la ventana y no ver a nadie abajo, y no querer saltar sobre una foto y arrancarla, y no querer desaparecer en el espacio y el tiempo y no querer dejar de oir a los putos pájaros que chillan en el árbol, ni querer dejar de ver a esa niñata acicalandose el pelo, ni a un coche que pasa demasiado despacio, o al viejo sin piernas, por la acera en su silla de ruedas con sus ojos azules ocultando risas.
A veces quisiera no querer decir te quiero no querer nada solo estar sin querer sin saber sin esperar. Eso es lo más importante. No esperar. Tinta, folios blancos, impolutos, después llenos de mierda. Tinta. Gastada, seca, emborronada, muerta. Tinta. Palabras, blablablblablablabla menudo coñazo y perdón por la expresión antifemenina antifeminista por mi pueden irse todos a la mierda. (sabia frase, si señor)-
El hospital me genera ansiedad solo su olor hace que se revuelvan mis tripas.
Quisiera dejarme el pelo muy largo y saltar. Estar rodeada de sol, de aire fresco, no querer decir te quiero cuando no es preciso ni precioso cuando carece de fórmula de valor intrínseco vamos que podrías volver a invitarme a cenar al cine podrías saltar en mi cama borracho podría follarte sin parar darte de leer que me dieras tú comerte los morros quitarte las gafas, ponerme gafas, no ir nunca a ninguna parte, que me perdieras de vista, que yo te perdiera, que nunca me conozcas, qué importa qué importa, y podría hacerlo todo sin tener que decirlo sin querer decirlo solo dejando que las cosas vayan vengan se sumerjan se eleven desaparezcan qué más da. Nada es tan importante como uno mismo. Nada es tan sincero como uno mismo, nadie puede mirarse con tanta claridad como uno mismo a si mismo, y sin esconderse. De frente, con la cabeza bien alta, escupiéndose al propio rostro si es preciso, solo hay que escupir hacia arriba y esperar con los ojos cerrados. O abiertos, para el caso es lo mismo. Es tu propio gapo, tu propia mierda, el destino que te dice: eh mirate capullo donde estas por que has llegado hasta ahi ja ja ja- y se rie. Porque si no hay destino qué sentido tiene todo? Si no hay nada detrás de esto qué sentido tiene todo? A mi que me importa la puta fenilalanina y las endorfinas y su puta madre y el litio y toda la quimica del mundo y la fision nuclear que me importa todo si lo unico que quiero es estar bajo la cascada, que me golpee en la cara con fuerza, que me hunda, que me ahogue, cascada, basura, todo es lo mismo, vida vida vida.
Escritura automatica y boligrafos secos. Y teclados que hacen demasiado ruido.
Qué coño me importa. Puedo decirlo- N A D A
Y queda bien, me queda bien.
Hacerme la fria tan fria como el nitrógeno líquido como el corazón falso y estúpido de una muñeca de goma con un agujero que pretende hacer de coño un coño sin cerebro perfecto ideal, me encanta. Quiero uno.
Este es un sincero problema.
Después de no meditar nada, de pensarlo poco y de no estar convencida en absoluto diría: Muérete. Y después me metería en el ataud si me prometieran que puedo repetir.
Y todo trás tirarme la ceniza del cigarro por encima y esperar que me recojan y esperar que nada malo suceda.
Con el corazón hecho una piedra:
safrika
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día
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No puedes repetir. Dentro del ataúd te quedarás. Aunque yo siempre puedo repetir doble de patatas con el menú grande en oferta del mes.
M.
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