La espera en el pasillo del hospital se hace casi insoportable. Tu madre se pone a toser y el vecino de habitación te cuenta que cuando despertó de la anestesia le tuvieron que reanimar porque empezó a toser y se ahogó. Algo así. Tú piensas que: gracias buen hombre la verdad es que me tranquiliza mucho. Sí, pero mucho mucho.
Después verla y todo eso. Que está bien que no ha pasado nada que se ha dormido pero ha despertado eso es lo que más te importa. Que despierte.
Ansiedad acumulada que se libera por fin.
Llego a casa y me encuentro con una perra de cara deformada y el veterinario me dice que tiene una bolsa de saliva y que seguramente hay que operarla y le compro un collar nuevo de color rojo flamante como uno que llevaba yo cuando creía que era posible encontrar a "alguien" que mereciera tan grande honor. Pero nada.
Y le compro un pienso que casi da ganas de existir, una ampolla desparasitadora un microchip, vitaminas y pastillas para bajar la inflamación. La miro y me siento un poco culpable de que pase tiempo sola, de haberle quitado a su amigo gato, a su amo, bueno, es por todas estas cosas por las que una a veces quiere que todo pase deprisa, que no ocurra nada malo, que sencillamente todo sea como tiene que ser: bueno, que salga bien.
Y luego he estado gimiendo un rato en el sofá con unos ojos clavados y un portazo precipitado me ha despertado de mi ensoñación de guarrilla apesadumbrada.
Hace calor.
Las ojeras van desapareciendo.
TOCAYU: David Mardaras.
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¿UNABOMBER?
El simple arte de escribir.
RAYMOND CHALDLER
Leo tu poesía y veo que está
viva de cojones.
Las palabras, lo que cuentas:
simplemente,
tiene ...
Hace 16 horas
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