Cuando vengas.
Ni se te ocurra besarme en el andén del autobús.
Ni después ponerme una mano en la pierna en el coche.
Tampoco hagas alusiones a mis torpezas ya míticas
o a que estoy más guapa o menos tonta.
Cuando vengas.
Ni se te ocurra echarte encima de mi nada más entrar en casa
solo por ponerme colorada
he pasado una hora y media cocinando albóndigas
y uno tiene que tener prioridades.
Bueno, de todas maneras
harás lo que te de la gana supongo que
es tontería estar aquí pensando y
llenándome los rizos
de dedos giratorios.
FOTOGRAMA DE UN INSTANTE por MAICA BERMEJO MIRANDA
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La mano, pequeña y blanca, descansa laxa entre los dedos morenos del hombre
que viaja a su lado. Los dos, relajados, se dejan mecer por el suave
traquete...
Hace 9 horas