De repente me siento triste. Si lloro, es sobre todo porque la tristeza ha vuelto. No hay nada concreto que provoque en mi esta sensación. Lloro porque no sé evitarla, porque entra despacio y casi imperceptiblemente. Al menos durante tres días voy a peor. Más cosas me alteran y todo parece hacerse pequeño e infructuoso. De pronto el día número tres me echo a llorar. Ya está hecho. Ya está aquí. Deshacerse de ella no va a ser muy dificil. Solo tengo que esperar a que la regla venga y se vaya como ha venido. Después todo parece mejor. Pero mientras tanto hemos de lidiar con la muerte. Verla de cerca, tantearla. La desesperación, la soledad. Toda esa basura deprimente y aburrida.
No quiero que me veas así. He descubierto que cuando estoy mal, NUNCA estás. Solo vienes a provocarme. Como investigando a ver hasta qué punto tienes influencia sobre mi. Hasta que punto eres capaz de desquiciarme o de hacerme desear estar muerta bajo tierra desaparecida del mapa hacerme desear no existir no ser nada no ser.
En definitiva y con la boca dormida, después de que una dentista me joda con toda seguridad estos dias de fiesta porque "te va a doler" y con lágrimas cayendo y la cara mojada y triste, pongo pigs de los floyd a máximo volumen para ver si dejo de oirte de fondo, en el fondo de mi cabeza, como un martillo demoledor como un bastardo traidor que me duele. Para luego darme todo lo que quiero. Para quitarmelo. Y verme berrear como una niña pequeña a la que le han quitado el caramelo.
Qué guay.
Si es que no se puede ser más majo. Pareces el viejo ese chepado del carromato en la peli de chitty chitty bang bang. Cuando eres malo tienes el mismo espíritu.
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
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*Tríptico al óleo del alma humana *
Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso
en los poetas y sus cantos
―d...
Hace 1 día
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