Trece es el número de mi sombra, con los nudillos hechos puré, voy dejándome los puños en las mesas y un astrolabio por muy bien que suene, no es un regalo para mi.
Así que dejaré un reguero de pólvora, todo el camino, hasta
tu casa, con el corazón como explosionando y corriendo una carrera de diminutivos y
heces, hilos pequeños que nos sujetan,
el cuadro con tu rostro- te digo- ahora te pareces más
con el pelo corto, al dibujo.
Tengo miedo y sexo que es rojo y es abierta una nube de algodón para cualquiera
flotan las parejas en el aire con siete brazos y chimeneas negras, las mariposas y
los cabarets se clavan aquí por cuántos años.
Pienso en ti como en arcada y en la nuca el espasmo que se cobra las vidas,
nuestras vidas son risas a medias con los dientes rotos y sin mejillas
sueño que follo con el suicida y que tú mueres en el barro, todas las cosas vuelan en
el aire, un dibujo en el que salimos Rafa y yo, especialmente apreciado, lo veo
alejarse en la tormenta
.
El impulso era reconocer que soy carnívora y soy pedestre, que miro al hombre que
rompía los vasos y qué decir que haría cualquier cosa por, por cinco minutos
borrarte.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 2 semanas
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es una sucesión salvaje de imágenes, un verdadero torbellino.
flipante.
un abrazo
peter
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