Nunca he sabido si soy
fuerte
o
débil.
Ahora es
como si unas fauces fueran a abrirse ante mi tragándome
ahora
que todo empezaba a ir bien. Y es también como
si el mundo me debiera algo, como si yo tuviera que
salir a cobrarlo. Y con desprecio, no sé...
como si tuviera que salir ahí y odiar a todo el mundo
y cobrarles y despreciarles a la vez por tener que
estar pagando
siempre.
Suena el teléfono, no me apetece hablar tampoco me apetece
que nadie me vea y no por nada sigo siendo creo
la misma de siempre pero las lágrimas están frías
porque yo tengo fiebre
las lágrimas son tan frías
porque yo tengo fiebre en la nevera sólo hay
gazpacho y no ha bajado ni una sola película nueva
y mala
con la que pasar
el
rato.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 1 semana