Con la egolatría de un sultán esperas y tienes
Las piernas cruzadas de esa forma tan elegante y
Posiblemente subes tus gafas con un dedo, sobre
El tabique nasal y estas resbalan de nuevo.
- Hace tanta calor, dices
Un hombre bajito pasa vendiendo refrescos
No le compramos nada y conversamos a
Orillas del Guadalquivir, a eso de las siete de la tarde.
- mi corazón era para ti y tuve que
Recomponerlo, hay cosas que nunca
Debí prestarte.
Mientras me río y tú vuelves a hablar del
Calor y de una muchacha
Pelirroja natural
Que pasa del brazo de
Un tipo siempre más mayor que tú
Algo encorvado.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
-
[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 3 semanas