Había una luz preciosa. Como una luz de esas que
rodean a los santos y las vírgenes en las estampitas.
La cerda me miró fijamente, parecía despertar de un
pasado inepto, blanco, tieso como ropa almidonada.
Tosió, una tos seca. Y alargó hacía mi su pezuña.
- Está bien- me dijo- ya basta. Has hecho todo lo que
estaba en tu mano.
ESPUMA DE OLAS ROTAS por MARLUS LEON
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Los pliegues del tiempo
anidados en mis muñecas
en mi cara...
marcando mi corazón
como espuma de olas rotas
tejiendo mi ADN infinito de ausencias
escupiend...
Hace 3 días