Con el descuido que le es propio a la desesperanza
caminé avasallante por el mes de enero
acosé, no di crédito, he sido inconveniente y poco gradual.
El inomitible se lanzó por el balcón, tuve conjuntivitis
ardió de nuevo mi cabello y no fui en absoluto
astuta o presenté indiferencia.
Sólo quise decir, aquí está el diluvio
y ustedes, tan veraniegos y asombrosos
tan cosmopolitas y frenópatas
van a morir, van a morir, van a morir.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
-
[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 3 semanas