¿De dónde sacan los hombres esas esposas abnegadas y pseudomarujas con las echar su estirpe a este sucio mundo? ¿Habré venido al mundo yo a otra cosa? - Creo que sí, con toda posibilidad.
Juro que no estoy celosa.
Por algo mis ovarios funcionan mal y por algo mi mente hacia otros lugares se expande y se dirige. Digamos que, no cuadro con cuadros ni con puertas blindadas. Tampoco con poemas vanos o con carricoches, aires acondicionados, primeros dientes, y últimos sueños.
¿De dónde sacan esas esposas culonas y malicientas, de grandes pechos y terribles sandalias?
Su mirada en el ascensor me analizaba. No hay comparación posible, ni posibilidad de saborearse de nuevo, como cuando con quince años nos escondíamos y bebíamos moscatel para magrearnos sin parar hasta que se hiciera de día.
Oh vaya le cambié por el chico de la guitarra y él me ha cambiado por un papagayo multicolor.
...
Tengo ganas de irme de aquí. Cuando vuelva iré a verte, comeré en tu mesa, beberé de tus botellas, a morro. Y te follaré hasta que se haga de día, y después hasta que se haga de noche. Más tarde me largaré.
Ya me llamarás.
Mientras tanto, que te den a ti también por el culo.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
-
[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 1 semana
0 pulsaciones:
Publicar un comentario