Nunca haría nada para herirte. Aunque ahora parezca mentira y sea yo un poco bruja y me pasen cosas al estilo de las putas nueve revelaciones como hablar y hablar de mil cosas y entre ellas que se abran las páginas de un libro y revoloteen y te den ganas de soplarlas y elevarlas, como si estuvieras de cumpleaños.
Después daremos paso a la verdad. Yo siento que todo esto es lo correcto, nada estúpido, veo como se alarga en el tiempo y en el espacio. Pero esta mañana me desperté con una duda. Una duda indefinida. Puede que se trate del propio dragón que anda echando fuego, que quiere las cosas ahora, YA. Rápido. Y las quiere todas.
Y no sabe qué será del sexo apretado en el pantalón con una frecuencia casi milagrosa, ni del ansia perpetua de estar oliendo y oliendo hasta hacer de la nariz otra parte de su axila.
El chicodelosojosazules ya no vendrá a visitarme. Ni siquiera puedo mirarle a los ojos porque casi ni le reconozco, y puede que con el tiempo, deje yo de reconocerme en ellos como una indeseable.
Estoy tan bien que me da asco que parezca que estoy mal y que sufro de terribles confusiones atípicas.
No es cierto.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 2 semanas
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