Cuando vengas.
Ni se te ocurra besarme en el andén del autobús.
Ni después ponerme una mano en la pierna en el coche.
Tampoco hagas alusiones a mis torpezas ya míticas
o a que estoy más guapa o menos tonta.
Cuando vengas.
Ni se te ocurra echarte encima de mi nada más entrar en casa
solo por ponerme colorada
he pasado una hora y media cocinando albóndigas
y uno tiene que tener prioridades.
Bueno, de todas maneras
harás lo que te de la gana supongo que
es tontería estar aquí pensando y
llenándome los rizos
de dedos giratorios.
DIEGO VASALLO, TRAYECTORIA DE UNA OLA por PABLO CEREZAL
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[...] este artefacto poético al que te asomas, nace de la libertad y el
respeto de dos artistas, dos géiseres creativos e incansables que no
transigen,...
Hace 2 semanas